jueves, 30 de junio de 2011

Ximena

Ejercicio inspirado en "Rubén" de Luis Brito García




Ximena no comas tanto helado, Ximena no agarres al gato cuando está dormido, Ximena no dejes la crema de zanahoria, Ximena no juegues con el vecino de en frente, Ximena no toques a esos perros en la calle, Ximena no hables con los extraños, Ximena respeta a tu papá, Ximena no dejes que René te besé en el kínder, Ximena no le respondas a la Miss Socorro, Ximena no me mientas, Ximena cómete el sándwich y no lo escondas en la mochila, Ximena no corras, Ximena no repruebes tu examen de matemáticas, Ximena no olvides que te quiero, Ximena no te lleves los juguetes a la escuela, Ximena no dejes que esas niñas te roben las pulseras, Ximena no le vuelvas a pegar a esas mocosas, Ximena no escojas esa secundaria, Ximena no te pintes las pestañas, Ximena no le hables a esas niñas que usan minifaldas, Ximena no fumes, Ximena no te besuquees con ese niño a la salida, Ximena no faltes a los ensayos de la escolta, Ximena no comas tantos chocolates, Ximena no subas de peso, Ximena no te ponches los barros, Ximena no llores, Ximena no vomites, Ximena no veas pornografía, Ximena no te pintes las uñas, Ximena no estudies literatura, Ximena no seas como tu papá, Ximena no puedes ser bailarina, Ximena no entres al CCH, Ximena no dejes la preparatoria, Ximena no fumes mariguana, Ximena no escojas periodismo, Ximena no dejes a tu novio, Ximena no te cases, Ximena no hagas sexo oral, Ximena no te drogues, Ximena no te quedes callada, Ximena no me olvides, Ximena no ensucies tus zapatos, Ximena no comas en la calle, Ximena no olvides llamar, Ximena no cambies, Ximena no me hagas caso cuando estoy triste, Ximena no olvides las pastillas, Ximena no te emborraches, Ximena no azotes la puerta, Ximena no te desveles, Ximena no te estreses, Ximena no dejes de reír, Ximena dale de comer al gato, Ximena, Ximena no te preocupes , Ximena no te mueras.

jueves, 2 de junio de 2011

Escribir para ser y estar

Al igual que el señor Francisco Hinojosa escribo en total desorden. Yendo de un texto a otro, haciendo párrafos con cada idea. Aceptando que borro varias veces mis entradas hasta encontrar la adecuada. Con una sonrisa cuando recuerdo porque escribo. Creyendo que esto es lo único que sé hacer. Sin los clichés del café, cigarrillo o alcohol, preferentemente lejos de la comida para no ensuciarme los dedos.
Con errores y temores. Tratando de alejarme de Facebook, Twitter y Messenger. La presión es mi peor enemiga. En silencio si es posible. Imaginando que cada letra construye un objeto. Mirando al cielo como preguntándole al narrador del relato de mi vida que otra cosa escribiré. Me levanto una y otra vez de la mesa, abro el refrigerador con la esperanza de que aparezca algo rico, como eso nunca pasa, mejor me voy a dar una vuelta.
Hay un circo en mi cabeza, un mono salta y habla algo que podría entenderse como alemán. Me doy risa y vuelvo a escribir. Me disfrazo en la oscuridad, en vez de beber una pócima, hojeo una revista o un libro, prendo el televisor, nada hace que me quede mucho tiempo, prefiero regresar al teclado. Constantemente reviso si hay algo interesante en la carpeta de entrada, nada nuevo. Sigo esperando una carta de amor. En la cotidianidad uso una libreta especial, a manera de bitácora hago un ejercicio de escritura, nada más para que no olvidar quién fui.
Rayo mis libros, pero no siento feo porque es a lapicero. También uso la piel para hacerme tatuajes con letras, nombres y oraciones. Lo mejor es cuando uso la servilleta manchada con mi lápiz labial, me hace sentir sucia y capaz de todo. Escribo en cualquier estado emocional. Yo confieso que he tratado de imitar a Márquez, Velasco, Cortázar y Benedetti, en pensamiento, palabra y “repetición” hasta crear algo que sea un estilo ximenesco.
Antes me como una sopa de letras, para que amarre el pensamiento. No tengo rituales de escritura. Prefiero hacer cuentos. Me emociona los ejercicios de creatividad. Prefiero no hacer las cosas por obligación, porque luego me quedo medio vacía. Escribo porque quiero y no porque tengo que hacerlo. Las musas son caprichosas, siempre se van con el mejor postor. Una hoja en blanco es un reto para mí. A veces me enojo y le preguntó a la inspiración “¿Por qué me abandonaste ingrata?”  pero siempre vuelve en las madrugadas, como los gatos.
Escribo recordándolos, y extrañándolos a montones, riéndome de mi misma. Siempre tratando de que la catarsis no sea inútil. Yo escribo con el útero, con el corazón, por la necesidad de buscar el placer que me provoca hacerlo. Yo escribo para mí, para poner orden en mi caos.