lunes, 4 de julio de 2011

Autorretrato

Cuando me miro en el espejo siempre hablo con la chica que está del otro lado, ella sonríe de una manera boba, no puedo dejar de pensar que es algo tonta, pero siempre me hace reír porque hace muecas o canta mientras me cepillo los dientes.  

Ella se dice real, se parece tanto a mí, que casi le creo.  A veces es triste, la he visto llorar cuando se esconde de los demás en el baño, pero la verdad es que es pretenciosa y ese es su problema porque sólo existe cuando yo me asomo al espejo.

Esa mujer blanca me hace compañía, creo que la amo porque  a carcajadas enfrenta el dolor y ya  se dio  cuenta de que estamos  creciendo juntas,  y que un día, nos veremos arrugadas  y tendremos que despedirnos para morir. Pero  ni ella ni yo queremos hablar de eso por el momento. 

Yo no sé que hace  cuando no la visito, quizá su vida sea parecida a la mía y también ha de escribir historias o anda en bicicleta, me da risa cuando nos miramos los pezones porque  ambas nos sonrojamos, pero nos divertimos tanto a la hora de enchinarnos las pestañas porque como que movemos la boca de una manera innecesaria.

Pero ahora hablaré de mi, algo que no suelo hacer por mi timidez. Me gustan los gatos porque no son de nadie, como yo, y no es que sea ingrata, más bien soy sincera al momento de dejar que alguien entre en  mi corazón; de hoteles sé muy poco, yo prefiero  la privacidad de hacer el amor en casa. 

Dibujo y escribo porque así soy feliz. Comencé a escribir por imitación, luego por las mismas razones por las que leo, porque no me 
encuentro bien. Ahora lo hago porque me gusta contarme historias.

Me gustan los viajes en carretera, y decir los modelos y marcas de los coches que veo pasar, aunque me equivoqué y los confunda. 

Sonrío  a los extraños que me parecen cercanos. Me  gusta pensar en las mañanas lo que mi abuela dice todo el tiempo “Tu eres la única persona en el mundo entero que responde por ti”.

Digo buenos días a los ancianos en la calle porque mi abuelo fue educado así y le pareció correcto hacer lo mismo conmigo.  Me gusta  el arroz rojo, pero en casa es difícil encontrarlo debido a que mis tíos lo comieron por muchos años y quedaron fastidiados, así que cada que voy a una casa y existe  la posibilidad repito el plato.

Me encanta la sensación de despegar en un avión  y sentir que el estómago se me hunde. Siempre quise aprender a tocar el violín, así como ser bailarina de clásico, pero no tuve la iniciativa y mis padres estaban más preocupados en salvar su matrimonio  que en pagarme estudios artísticos, así que me resigne en ser violinista, bailarina, madame y hasta periodista en mis historias.

Dejé de fumar porque  me veo vulgar al  no hacerlo bien, me encanta la palabra hámster, y yo nunca como moronga. 

Estoy segura de que el color de mi piel no es blanca sino verde, creo que la  Lolita de Nabokov es verdugo del pobre Humbert  y que la Violeta de Velasco sería mi mejor amiga, por cabrona. Soy callada y eso no es parte de la personalidad de un periodista.

Llevo tres años buscando el primer libro que me enseño del desamor, tenía 6 años cuando papá me regaló El amor de Policarpo y fue entonces cuando  comprendí la magnitud de perder a alguien .

Me ponen de buen humor los Beach Boys. Siempre me he preguntado  cómo hacen el amor los enanos y quisiera escuchar antes de morir el estornudo de una jirafa.
Nunca como pepinillos en conserva, y planeo pintar en mi pared El aniversario de Chagall, me fascina el olor del césped recién cortado y los hombres con ojos de ensalada.

La primera vez que un hombre me vio desnuda fue en un festival del día de las madres, por el descuido de Cristina, mi madre . César me amaba con la fuerza de un niño de 6 años y no perdió la oportunidad de observarme mientras mi madre me quitaba el vestido, aún ahora,  doce años después afirma no sentirse culpable de haberme visto en cueros y me quiere como su mejor amiga.

Me gustan las Golf  Cabrio MK1 y los Jeeps , de ser posible iría por uno a la frontera. Me avergüenza no saber de cine, y ser dispersa, pero me siento orgullosa de siempre hacerme responsable de mis decisiones. Me gusta Ian Curtis, Marlon Brandon, Bob Dylan, James Deean y un muchacho azul que se dice búho.

 Siempre les digo “guapos” a los perros que encuentro en la calle y hasta les he comprado pollos rostizados, una vez maté con mi primo a un canario y  la verdad es que es algo que todavía no me puedo perdonar.

Me gusta creer que la canción que suena en mi ipod  mientras camino en la calle será parte del soundtrack de mi día. Me gusta Reforma porque los edificios tocan el cielo. Me gusta la Coca Cola y las  cuarto de libra, aunque prefiero una guacamole bacon del Carls. Yo quiero mucho a Gabo, a Cortázar, Rulfo y  a Juan Carlos Vargas. Me resulta más sencillo escribir que hablar, aunque mi dolor siempre será no saber jerarquizar. Estoy segura de que soy insegura.

Me dolió el día que me hice el Papanicolaou, me molestan los psicólogos,  y nunca olvidaré el día que ví a mis padres haciendo el amor.  Los Smiths y Johny Cash me entienden, así como John, Yessica, Víctor,Estela,  Melissa, Sharet, Mariana,  Luis, Edgar, Mario,  Federico y   Cristian .
Mena Mejía